La cumbia nace en Colombia, con una fusión de ritmos de origen africano,
melodías españolas y sensibilidad indígena. Nacido en 1912 e influenciado
por el jazz y el folklore de su patria, el maestro Lucho Bermúdez se
transformó rápidamente en el Benny Goodman colombiano. La precisión melódica
y orquestal de sus arreglos ha trascendido el paso del tiempo. “Tolú”,
“Fiesta de negritos” y “Colombia tierra querida” son algunos de sus temas
más famosos. En Matilde Díaz, Bermúdez encontró a la cantante definitiva
para su orquesta —y a su futura esposa—.
Pacho Galán – ‘Cumbia panorámica’
Junto a Lucho Bermúdez, el trompetista Pacho Galán es el director de
orquesta fundamental de la primera era dorada de la música tropical
colombiana. Nacido en la costa atlántica, Galán tocaba profesionalmente
a los 15 años y se trasladó a Medellín en los años 50 para participar en
el auge radiofónico de esa ciudad. Con un vasto repertorio de cumbias y
otros formatos bailables, enfatizó el rol de la percusión en los
arreglos y trabajó con excelentes cantantes como Joe Arroyo y Julio
Erazo. Murió en 1988.
Los Corraleros de Majagual – ‘Cumbia campesina’
Uno de los grupos más celebrados y duraderos de la música sudamericana,
Los Corraleros de Majagual están asociados estrechamente con Discos Fuentes,
el sello que dominó la música colombiana entre los 60 y los 80. En 1962, el
grupo lanzó su primer LP, pero fue a partir de 1965 que empezó a conocer
decenas de éxitos gracias al aporte del talentoso multi-instrumentalista
Julio Ernesto Estrada, conocido como Fruko. Los Corraleros perfeccionaron un
sonido rústico y cadencioso, con canciones breves pero irresistibles a la
hora de bailar.
Aniceto Molina – ‘Cumbia sampuesana’
El seductor ritmo de la cumbia no tardó en cruzar fronteras, encontrando
fanáticos en los países vecinos de Colombia, y también en México y
Centroamérica. El cantante y acordeonista Aniceto Molina aprovechó este auge
y se trasladó a la capital mexicana en 1973, y terminó su carrera en la
ciudad de San Antonio, Texas. “Cumbia sampuesana” es un ejemplo perfecto de
un tema hipnótico, fiel a las leyes de la cumbia tradicional, pero revelando
también la frescura de un sonido nuevo y panamericano.
Totó la Momposina – ‘Yo me llamo cumbia’
El sonido de la cumbia se fue comercializando para adaptarse a la
sensibilidad radial de otros países. Con 76 años de edad, Totó la Momposina
es la antítesis de esa tendencia, una cantante de cumbia tradicional
proveniente de una familia con gran tradición folklórica. Empezó su
carrera en los años 60 y acompañó a Gabriel García Márquez a recibir el
Premio Nobel y cantó durante el evento. Sus discos, especialmente los más
recientes, gozan de un superlativo nivel de producción, con instrumentación
acústica y enfatizando la pureza de su voz.
La Sonora Dinamita – ‘Las velas encendidas’
En los años 80, La Sonora Dinamita de Colombia logró el balance perfecto
entre la autenticidad y la comercialización de la cumbia. Formado en 1960,
con la voz áspera pero carismática de Lucho Argaín, fue a fines de los 70
que la Dinamita se convirtió en una fábrica de éxitos, en parte gracias a la
sapiencia comercial de Fruko. Mientras que la cantante Margarita personificó
el aspecto más popular de la banda, La India Meliyará contribuyó un sonido
típico. “Las velas encendidas” es uno de los momentos más inspirados de la
banda.
Rodolfo y su Típica RA7 – ‘La colegiala’
Fue gracias al pegajoso coro de “La colegiala” que la cumbia causó
sensación en el continente europeo en los años 80. Su intérprete, el
colombiano Rodolfo Aicardi, había comenzado su carrera en los años 60 con el
Sexteto Miramar, para después trabajar con grupos como Los Hispanos y Los
Líricos. Fue con la Típica RA7 que conoció sus más grandes éxitos, como por
ejemplo el inefable “Tabaco y ron”. Músico de admirable versatilidad,
falleció en el 2007, a la temprana edad de 61 años.
Los Warahuaco – ‘El pescador de Barú’
Hernán Rojas es uno de los primeros ejemplos del auge de la cumbia en
otros países sudamericanos. Nacido en Cartago, Colombia, en 1932, Rojas
estudió medicina en Argentina en los años 50. Ahí creó la clásica
agrupación Los Wawancó, difundiendo no solo la cumbia, sino una gama de
ritmos tropicales. Cuando finalmente regresa a su patria, Rojas funda
Los Warahuaco, extraordinario grupo que, entre muchos otros éxitos,
graba “El pescador de Barú”. Falleció en el 2001, pero la orquesta sigue
funcionando a través de su familia.
Carlos Vives – ‘La piragua’
En la década de los 90, el actor de telenovelas Carlos Vives revolucionó
la música colombiana celebrando al vallenato como un género equivalente al rock,
pero a través de la sensibilidad cultural de su amado país. Vives inventó un
sonido nuevo, apoyado en el acordeón y la guitarra eléctrica, fusionando
vallenato con una sensibilidad pop. La cumbia no podía quedar atrás, y
cuando Vives grabó “La piragua” en 1999, fue tan poderosa como todas las
versiones anteriores de esta famosa cumbia.
Los Destellos – ‘A Patricia’
De todos los países que adoptaron la cumbia, Perú tiene el honor de
haber creado un híbrido original. Conocida también como chicha,
la cumbia peruana nace a fines de los años 60, gracias al grupo Los
Destellos y su guitarrista, Enrique Delgado. Delgado mezcló la cadencia
de la cumbia con el sonido psicodélico del rock que estaba de
moda en ese momento. Los Destellos no han perdido su frescura, y fueron
redescubiertos por un nuevo público en Estados Unidos a principios del
nuevo milenio. La cumbia, evidentemente, es universal.